Diseñada por el estudio mexicano ZOZAYA arquitectos, Casa Acantilado presenta una arquitectura que se mezcla y entrelaza con su contexto gracias a los materiales locales y a las formas utilizadas, poniendo en práctica las técnicas artesanales y la arquitectura autóctona de la zona. El espacio de la villa está compuesto por dos elementos geométricos ligeramente girados para orientar las vistas hacia el Pacífico: en este proyecto, la topografía es un factor determinante en la organización espacial
Casa Acantilado. Arquitectura ininterrumpida con el Pacífico
En la costa del Pacífico de Guerrero, en la bahía de Zihuatanejo, enclavada sobre los acantilados siempre a merced del mar, se encuentra la Casa Acantilado. Abierta e inmersa en su espectacular entorno, la estructura conceptualiza la idea de un punto de referencia luminoso en la inmensa oscuridad nocturna del océano, emergiendo de las rocas y dialogando con el pequeño faro que se encuentra a poca distancia
Entrando directamente desde el nivel superior, donde no hay puerta de entrada, una gran Palapa, un pórtico cubierto, da la bienvenida al visitante que descubre aquí el área social completamente abierta y expuesta al majestuoso paisaje. La Palapa está hecha de materiales autóctonos como piedra, madera y hojas de palma; es una estructura tradicional de la zona y está construida por mano de obra local, su forma permite la entrada de luz y la ventilación cruzada natural reduciendo el consumo energético de la residencia
Como toque final en este nivel de la Casa Acantilado, una piscina infinita, parcialmente conectada a la estructura principal, crea una sensación de conexión directa con el océano
La escalera que conduce a la zona privada se extiende a lo largo de las paredes de hormigón expuesto sin cubierta que permiten ver el movimiento de las copas de los árboles; en esta casa es posible disfrutar del exterior estando siempre protegido. La zona de distribución termina en el vestíbulo de la planta inferior, donde una piscina se encuentra entre las paredes de hormigón que enmarcan una continuidad infinita con el Pacífico. El vestíbulo conecta con las habitaciones, cada una con terrazas privadas que se abren a espacios de contemplación hacia el increíble paisaje
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