La icónica Cake House: hogar de vacaciones de muchas generaciones
La icónica Cake House: hogar de vacaciones de muchas generaciones

La icónica Cake House: hogar de vacaciones de muchas generaciones

En la playa oceánica de Yuin Country, Mollymook, en Nueva Gales del Sur, Australia, la icónica Cake House, llamada así por los surfistas, está siendo renovada encontrando una nueva dimensión espacial y energética

Una casa en forma de cometa 100% eléctrica y Net Zero

La intervención de reestructuración de la Cake House está diseñada por el arquitecto Alexander Symes. Su forma de cometa que la hace un punto de referencia para los locales se conserva y se enriquece con nuevos espacios híbridos que fusionan el interior con el exterior. Uno de los enfoques del proyecto fue la eficiencia energética de la casa de vacaciones que, gracias a su diseño pasivo, llega a ser alimentada al 100% eléctricamente y reconocida como un edificio Net Zero

La icónica Cake House: hogar de vacaciones de muchas generaciones

Modelo de construcción de casas pasivas australianas

La renovación de la casa incluyó el uso de materiales locales de alta calidad artesanal y se basó en el "Modelo de construcción de casas pasivas australianas", diseñado específicamente para el clima costero del lugar. Al encontrarse en una zona propensa a marejadas, el paisaje circundante fue remodelado para proteger la casa de las olas, lo que permitió la creación de un sótano para la zona de dormitorios que aprovecha la masa térmica para el confort. El nuevo jardín, plantado con especies endémicas, se extiende hasta el salón acristalado del primer piso, reforzando la conexión con el exterior

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Ambientes flexibles que acogen creativamente

Era importante crear espacios interiores cómodos para una familia de 5 personas que, en caso de tener más invitados, permitiera no sufrir de hacinamiento. Por eso se idearon ambientes flexibles que acogen creativamente, mientras que las nuevas tecnologías utilizadas hacen que la casa sea resistente a los desafíos energéticos del futuro. Teniendo en cuenta la instalación de paneles solares, los materiales elegidos por su baja huella de carbono y la reutilización del tanque de agua existente de 30.000 litros para riego y agua sanitaria, el edificio tendrá una huella negativa de -33.494 kg de CO2 en 55 años y aportará 7.000 kWh a la red eléctrica al año

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