Walled City Sanya: bienestar entre luz y materia
Walled City Sanya: bienestar entre luz y materia

Walled City Sanya: bienestar entre luz y materia

En la bahía de Haitang en la isla de Hainan, el Sanya Wellness Retreat reinterpreta la antigua ciudad amurallada china. Un proyecto firmado por Neri&Hu que fusiona raíces históricas y artesanía local en una arquitectura suspendida entre el mar y el silencio.

Un paisaje urbano que abraza el mar

Inspirado en la tipología de la ciudad amurallada, el proyecto a cargo de Neri&Hu, se articula en dos volúmenes en forma de L que se encuentran para generar un patio central de agua. Es desde este vacío que se desarrollan todas las funciones públicas del hotel. En la base, un zócalo de mampostería encierra el vestíbulo y las áreas comunes; arriba, las habitaciones de madera se apoyan como cabañas suspendidas. El atrio se transforma en un jardín habitado por la luz: una linterna flotante filtra la luz natural y acompaña a los visitantes en una experiencia inmersiva y sensorial, marcada por el ritmo lento de la isla.

Walled City Sanya: bienestar entre luz y materia

Materia local y memorias de la isla

Cada detalle del proyecto busca capturar el espíritu del lugar, fusionando materiales y conocimientos de la isla de Hainan. Las paredes de mampostería de la planta baja están revestidas con ladrillos de arcilla hechos a mano, mientras que los tejidos y alfombras se inspiran en el arte textil de la minoría Li. El bambú se prensa y modela, en diálogo con inserciones de ratán entrelazado y bronce amarillo, que añaden calidez y profundidad a los ambientes. Estos elementos dan vida a proyectos de arquitectura en los que la materia y la identidad cultural se fusionan en un relato coherente y contemporáneo.

Walled City Sanya: bienestar entre luz y materia

Un ritmo de llenos y vacíos que invita a la exploración

Las habitaciones para los huéspedes están pensadas como pequeñas cabañas de madera, dentro de las cuales se encuentran los servicios. El espacio entre un volumen y otro se convierte en un lugar de descanso, con balcones que dan al océano. La fachada alterna llenos y vacíos, superficies inclinadas y texturas materiales, creando juegos de luz y sombra siempre cambiantes. El pasillo que conecta las unidades habitacionales se transforma en una pequeña calle urbana: un espacio de encuentro y exploración, donde incluso el paso diario se llena de maravilla.

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