El punto de partida del proyecto es el vínculo con la naturaleza: el espacio está atrapado por una ‘cáscara’, bajo la cual puedes moverte libremente, entre el interior y el exterior, arriba y abajo. La riqueza de caminos y relaciones espaciales permite perderse constantemente en todas las direcciones
Envolvente de hormigón en un bosque de eucaliptos. Multiplicidad de caminos y relaciones espaciales
En el barrio privado de Las Prunas, un pulmón verde al sur de Mar del Plata, en Argentina, el estudio de arquitectura TAM diseña una envolvente de hormigón perforado, atravesada por árboles, caminos y rampas, en la que conviven interior y exterior
La casa es un camino, es poder estar en cualquier nivel, es como trepar por las ramas de los árboles. La mirada se pasea por los niveles, siempre observando el verde. La superficie sobre la que descansa la concha, a veces desplazada, a veces deformada, confunde la planta baja, transformándola en un largo paseo: el verbo vivir está inevitablemente conectado con el verbo caminar
En el interior de la envolvente se colocan volúmenes que bloquean el gran espacio y lo privatizan, dividiéndolo en espacios habitables más pequeños. Estos espacios se amplían con los diferentes niveles del camino exterior en espiral, que conduce a una terraza-jardín, donde es posible disfrutar plenamente de la naturaleza
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