No sunrise, no sunset pavillon. El acero refleja la naturaleza circundante entre realidad y ilusión
No sunrise, no sunset pavillon. El acero refleja la naturaleza circundante entre realidad y ilusión

Sin amanecer, sin pabellón de atardecer. El amor y la espera en una tensión hacia lo infinito.

Dentro de No sunrise, no sunset, Yaisa es el símbolo del amor y la espera. Está esperando a alguien a quien ama y que la dejó para buscar la verdad última prometiéndole que regresará después de haberla encontrado. Cada día, está aquí, en el mismo lugar, esperando el amor.

La cueva, hogar de espera y reflexión sobre la verdad y el amor

Inspirados por las cuevas de Krabi, los artistas de Wallasia, un estudio arquitectónico multidisciplinario especializado en instalaciones y proyectos al aire libre integrados con la naturaleza, han creado una arquitectura similar a una caverna donde se resaltan las condiciones humanas prehistóricas. En la cueva se encuentra una escultura de YaiSa, una anciana que espera a su amor que ha dejado el hogar en busca de la verdad definitiva.

No sunrise, no sunset pavillon. El acero refleja la naturaleza circundante entre realidad y ilusión

El exterior de la instalación y la integración con el entorno

El exterior ha sido diseñado en acero prefabricado con un estilo muy minimalista, pero contemporáneo, con el objetivo de integrarse con el entorno exterior. El lugar elegido para la realización de esta obra de arte es un acantilado aislado, donde las personas que la visitan pueden encontrar un espacio tranquilo lejos de los turistas.
Los artistas destacan cómo la instalación puede ser ubicada en cualquier lugar donde uno pueda encontrarse a sí mismo.

No sunrise, no sunset pavillon. El acero refleja la naturaleza circundante entre realidad y ilusión

Galeria